Pocas piezas musicales tienen el poder de conmover como lo hace Adiós Nonino.
Aunque entramos en el terreno de la subjetividad me atrevo a decir, por propia experiencia, que incluso desconociendo que Nonino es el apelativo cariñoso con el cual se refería a su padre, es posible percibir que se trata de una dolorosa separación definitiva.
Aunque entramos en el terreno de la subjetividad me atrevo a decir, por propia experiencia, que incluso desconociendo que Nonino es el apelativo cariñoso con el cual se refería a su padre, es posible percibir que se trata de una dolorosa separación definitiva.
La música de Piazzola está hecha para pensar y sentir. Según mi propia e ignorante percepción Adios Nonino se inicia con alegría, a mi entender un desconcertante optimismo que hace pensar en momentos agradables. Algo inesperado en la primera audición.
Desconcertado por el comienzo, de pronto, la música sufre un maravilloso cambio convirtiéndose en una sucesión de imágenes de tristeza, desesperación y nostalgia. Asistimos a la destrucción y paulatina reconstrucción del alma de un hombre, resultando muy difícil evitar que aflore la emotividad.
Desconcertado por el comienzo, de pronto, la música sufre un maravilloso cambio convirtiéndose en una sucesión de imágenes de tristeza, desesperación y nostalgia. Asistimos a la destrucción y paulatina reconstrucción del alma de un hombre, resultando muy difícil evitar que aflore la emotividad.
Pocas piezas musicales logran ese efecto.
La Pavana para una infanta difunta de Ravel, logra quizás, un efecto parecido. Sin conocer el título de la obra un cambio en el fraseo lleva a sensibilidades impresionables a imaginar que algo grave pasa en el transcurso de la pieza, que al asociarlo al título se traduce como el tránsito de la vitalidad de los juegos infantiles a la terrible realidad del cadáver de una niña.
Nuevamente terreno resbaladizo ya que el propio autor reconoce que la elección del titulo de esta, considerada por él, modesta obra para piano solista, es casual y no buscaba más intención que la de indicar que se trataba de una pavana, una forma solemne de danza procesional renacentista ideada en la Corte española en el siglo XVI. Es esta una versión para guitarra de Julian Bream y John Williams.
En cualquier caso, en una entrevista de 1990, Piazzola declaró que éste era su mejor tango, y que muchas veces había intentado superarlo sin éxito.
La Pavana para una infanta difunta de Ravel, logra quizás, un efecto parecido. Sin conocer el título de la obra un cambio en el fraseo lleva a sensibilidades impresionables a imaginar que algo grave pasa en el transcurso de la pieza, que al asociarlo al título se traduce como el tránsito de la vitalidad de los juegos infantiles a la terrible realidad del cadáver de una niña.
Nuevamente terreno resbaladizo ya que el propio autor reconoce que la elección del titulo de esta, considerada por él, modesta obra para piano solista, es casual y no buscaba más intención que la de indicar que se trataba de una pavana, una forma solemne de danza procesional renacentista ideada en la Corte española en el siglo XVI. Es esta una versión para guitarra de Julian Bream y John Williams.
En cualquier caso, en una entrevista de 1990, Piazzola declaró que éste era su mejor tango, y que muchas veces había intentado superarlo sin éxito.
Aunque la calidad de imagen y sonido no es muy buena propongo esta primera versión a la guitarra, por ser una de las preferidas del propio Piazzola. Agustín Carlevaro, considerado en Uruguay como el mejor solista de guitarra para tango, es hermano de Abel Carlevaro, músico, guitarrista, compositor y pedagogo, autor de Escuela de Guitarra, un método publicado en 1979 que revoluciono el mundo de la interpretación. En el vídeo Agustín Carlevaro pormenoriza su personal interpretación de la obra, siendo un alivio la coincidencia parcial con mi profana percepción.
Nacido en 1921 en la provincia de Mendoza, José Pons se instaló en París en 1960.
Jacqueline Pons es francesa. Estuvo junto a José durante 40 años en su ya mítico departamento parisino y fue la compañera ideal de un hombre que siempre le tendió su mano al argentino."Para todos (Piazzolla, Yupanqui, Jairo, Rinaldi, Mercedes Sosa y otros folcloristas o tangueros) nuestro hogar ha sido el hogar de ellos y la verdadera embajada argentina en París”,
Jacqueline decribe así la obra Adios Nonino, basándose en las propias confesiones de Astor Piazzola en la intimidad proporcionada por sus amigos parisinos:
"En 1959 con 38 años Astor se encontraba en Puerto Rico con el compromiso adquirido de realizar varios conciertos. Al recibir la noticia de la muerte de su padre, desesperado por no poder ir a Mar de Plata se encerró en la Habitación del hotel
Su padre era un fanático de Gerswing cuando vivieron en Argentina, por eso la entrada del piano. llegaron a Buenos aires desde América a los 17 años, y se reconoce en la música, el punto en el que lo recuerda. Empezó a pensar en la bondad la delicadeza, la contagiosa alegría permanente de su padre y le entró una nostalgia terrible. De repente se sintió completamente desesperado, empezó a sentirse mal a crecer una rabia incontenible: ¿cómo puede ser?, no puedo ir a ayudar a mi madre. Estaba furioso. Tenía compromisos ineludibles y la necesidad económica de esos 5 conciertos. Más y más furioso, empezó a gritar. ¿Cómo puede ser que un hombre se vea obligado….?. De repente se dio cuenta que no había nada que hacer, era mejor pensar en todo lo que le había dado su padre La vida debía seguir y hacer los conciertos para que su padre estuviera orgulloso. Volvió la alegría, la alegría de tocar el bandoneón y se calmó".
Frustrado por el intento del jazz-tango, vuelve a Buenos Aires en 1960 y forma la agrupación que definiría su estilo musical,base de agrupaciones posteriores a la que volvería cada vez que se sentía frustrado por otros proyectos: el Quinteto Nuevo Tango, formado en su primera versión, por Piazzolla en el bandoneón, Jaime Gosis en piano, Simón Bajour en violín, Kicho Díaz en contrabajo y Horacio Malvicino en guitarra eléctrica. En esta versión hay que destacar la admirable interpretación de Piazola al bandoneón y la emotiva interpretación al violín del bonaerense Fernando Suárez Paz.
Esta versión de Daniel Baremboin al piano y la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires contrasta con la anterior.
Cacho Tirao, nombre artístico de Oscar Emilio Tirao (Berazategui, Provincia de Buenos Aires, 5 de abril de 1941 - Buenos Aires, 30 de mayo de 2007) fue un guitarrista y compositor de música folclórica argentina. Integró el célebre Quinteto de Astor Piazzolla de 1968 a 1971. Esta es su versión.
Esta otra versión resulta bastante diferente, Ana Inés Zeballos, destacada guitarrista uruguaya, nacida en la ciudad de Castillos, Rocha; recibió su formación guitarrística y musical de la maestra Olga Pierri desde los ocho años, perfeccionándose más tarde en técnica con Eduardo Fernández y en interpretación con Alvaro Pierri.
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